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"El poeta es un fingidor. Finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que de veras siente. Y los que leen lo que escribe en el dolor leído siente bien, no los dos que él tuvo mas sólo el que ellos no tienen. Y así en los rieles gira, entreteniendo la razón, ese tren de cuerda que se llama el corazón". (Fernando Pessoa)

viernes, 20 de abril de 2007

MUJERES DEL FUTURO LLORAN MUERTE DEL MACHO

Nueva York, Caracas, Oslo, 2050
Aúllan como lobas en celo. Claman al cielo despoblado como Jobs posmodernas, se detestan mutuamente, vagan por las calles como una legión de anoréxicas y bulímicas en busca de lo que ellas mismas se encargaron de exiliar o exterminar: los machos.
Encontrar uno disponible cuesta en el Soho no menos de 5.000 dólares la noche. Viajan desde todos los puntos de América, millonarias desesperadas aunque sólo sea a oler ese perfume inolvidable del hombre, género en extinción.
El piropo latinoamericano desapareció de la faz de la tierra, perseguido implacablemente como delito. Toda cercanía -mirada o palabra cálida- del hombre fue clasificada dentro de las mil formas penalizables del acoso.
Se castró al hombre no sólo metafóricamente, sino en muchos casos literalmente. Los hijos fueron separados de sus padres y fueron los primeros en clamar con dolor, como Telémacos detrás de sus padres Ulises ausentes. Ahora, ellas, hasta las más radicales, las neo-post-feministas, las que penelopean desaforadas por la faz de la tierra buscando un macho, están dispuestas a recibir con los brazos abiertos al macho -mexicano, inclusive- aunque sea bajo la forma de una poligamia, dentro de la estructura de un harén, como sea y donde sea. Algunas más extremas inclusive gritan en las calles por la instauración de la falocracia.
Se preguntan las mujeres: "¿Cuándo perdimos el rumbo?", "¿en qué momento de la historia colocamos en situación de extinción a la especie?", "¿qué haremos ahora con estos millones de zombies, hombres que reniegan de su sexo original, de narcisistas primarios que instintivamente nos rechazan, nos evitan como peligro?", "¿de qué nos sirve esta república de amazonas fundada en el corazón de nuestra soledad?", "¿qué conseguimos ganando tanta libertad, si desapareció la posibilidad del amor y la plenitud?".
Ahora tienen nostalgia de sus bisabuelas, ahora cantan al macho desaparecido, ahora gritan desgarradas, prisioneras de su propia histeria claustrofóbica.
"Un hombre, un hombre, sólo un hombre...", se les oye decir, deambulando en la noche por los clubes lésbicos, tocándose los pechos, llorando ante el espectáculo idílico del acoplamiento brutal de los caballos o los perros, soñando con un mundo donde puedan ser abrazadas, protegidas, poseídas otra vez, hijas bastardas del polen, mujeres de occidente expulsadas por sí mismas del paraíso.
Del Libro "Las Noticias que siempre serán Noticia"

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