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"El poeta es un fingidor. Finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que de veras siente. Y los que leen lo que escribe en el dolor leído siente bien, no los dos que él tuvo mas sólo el que ellos no tienen. Y así en los rieles gira, entreteniendo la razón, ese tren de cuerda que se llama el corazón". (Fernando Pessoa)

domingo, 18 de marzo de 2007

Nocturno (Gabriela Mistral)


Padre Nuestro que estás en los cielos,
¡por qué te has olvidado de mí!
Te acordaste del fruto en febrero,
al llagarse su pulpa rubí.¡
Llevo abierto también mi costado,y
no quieres mirar hacia mí!
Te acordaste del negro racimo,
y lo diste al lagar carmesí;
y aventaste las hojas del álamo,
con tu aliento, en el aire sutil.
¡Y en el ancho lagar de la muerte
aun no quieres mi pecho oprimir!
Caminando vi abrir las violetas;
el falerno del viento bebí,y he bajado,
amarillos mis párpados,
por no ver más enero ni abril.
Y he apretado la boca,
anegadade la estrofa que no he de exprimir.
¡Has herido la nube de otoño
y no quieres volverte hacia mí!
Me vendió el que besó mi mejilla;
me negó por la túnica ruin.
Yo en mis versos el rostro con sangre,
como Tú sobre el paño, le di.
Y en mi noche del Huerto,
me han sido Juan cobarde y el Ángel hostil.
Ha venido el cansancio infinitoa
clavarse en mis ojos, al fin:
el cansancio del día que muere
y el del alba que debe venir;
¡el cansancio del cielo de estaño
y el cansancio del cielo de añil!
Ahora suelto la mártir sandalia
y las trenzas pidiendo dormir.
Y perdida en la noche, levanto
el clamor aprendido de Ti:
¡Padre Nuestro que estás en los cielos,
por qué te has olvidado de mí!

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